La Informalidad Laboral en las MYPES del Perú: ¿un problema que se puede resolver?

 

Si hablamos de informalidad en nuestro país, automáticamente sobreviene a nuestros pensamientos la tienda de la esquina, el chico que vende desayuno por las mañanas o el taxi por aplicativo que usamos para ir a casa por las noches. Y es que la informalidad laboral es un tema arraigado completamente en nuestra sociedad y, usualmente, hay una correlación positiva entre pobreza e informalidad; pero ¿qué tan profundo es la informalidad en nuestro país?

Cabe resaltar que el sector informal al que hacemos referencia en esta columna son las unidades productivas que no están constituidas en sociedad y que no se encuentran en el registro de la administración tributaria (SUNAT) y terminan siendo una economía paralela con sus propias reglas de juego al no estar debidamente registradas. Por lo tanto, pertenecer al sector informal supone estar al margen de las cargas tributarias y normas legales, pero también implica no contar con la protección y los servicios que el Estado puede ofrecer.

Es así que, según el Instituto Nacional de Estadísitca e Informática (INEI), la informalidad concierne aproximadamente a tres de cada peruanos de la Población Económicamente Activa Ocupada. Esto, obviamente, también se ve materializado como “trabajo informal” dentro de las Micro y Pequeñas empresas (MYPES) las cuales sirven de sustento a miles de familias en el país; de hecho, la Sociedad de Comercio Exterior del Perú ("ComexPerú") señala que estas MYPES conforman el 96% del total de empresas nacionales y emplean a casi el 43% de la Población Económicamente Activa a fines del 2021; pero de esa cifra, solo el 26,5% trabaja para una empresa constituida formalmente y reciben sus beneficios de ley; es decir, el 73.5% de esa fuerza laboral lo hace de manera informal.

Imagen obtenida de Comex Perú

Para diciembre del 2022, según el titular del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), Daniel Maurate, la informalidad laboral en el Perú, se ubicaba en 75.6% y para setiembre del 2023 esta bajó a 71.9%, una reducción de 3.7 puntos porcentuales. Cifra positiva, y que ve cierta mejoría, más aún si hacemos una comparativa con la cantidad de trabajadores informales a nivel nacional a finales del 2021; donde aumentó a 13 millones 156 mil 308 de personas, un incremento del 17.2% con respecto al año 2020 de la pandemia.

Si seguimos analizando los datos obtenemos que la informalidad laboral de la MYPE en el Perú se encuentra centrado mayormente en la microempresa, donde la tasa llega a más del 90% de los trabajadores, mientras que para las pequeñas empresas la informalidad alcanza a más del 50% de estas. En pocas palabras, el Perú tiene una tasa superior de informalidad en comparación con la de otros países con similar grado de desarrollo; pero, ¿qué han hecho estas economías para fomentar la formalización? ¿es el Perú un caso aislado de informalidad en la región? ¿existen soluciones aplicadas para enfrentar este problema?

Según el documento "Políticas para la formalización de las Micro y Pequeñas empresas en América Latina", elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), algunos factores que determinan el nivel de informalidad están relacionados con la heterogeneidad productiva y la persistencia de brechas de productividad entre sectores y empresas de distinto tamaño. Además, los factores institucionales y las políticas públicas también influyen en los costos y beneficios de la formalización de las empresas, así como en las relaciones laborales en las entidades productivas.

Entre las causas de la informalidad de las micro y pequeñas empresas se encuentran la baja productividad, los altos costos de ser formal, la complejidad de procedimientos, la inadecuada regulación para las características específicas de los negocios, entre otros. Ante esta situación, la OIT, concluye que las políticas públicas deben ser orientadas al contexto en que se desarrollan las pequeñas empresas, así como al perfil del microempresario y el sector en el que se desempeña; puesto que las MYPES perciben, pues, que no es necesaria la formalización laboral porque en el corto plazo le genera mayores costes laborales y no visualiza los beneficios que podría obtener a largo plazo.

Dado todo este análisis, en una economía como la peruana, el mayor desarrollo económico y social solo será posible si se incentiva el crecimiento de las micro y pequeñas empresas informales. Y es que el problema en el Perú no es precisamente la falta de empleo, sino su alta informalidad; por que las unidades económicas claves de la actividad empresarial, como lo son las MYPES, son las que generan mayor cantidad de puestos de empleo en el país, pero son también las que concentran la mayor tasa de informalidad laboral.

Por último; desde mi punto de vista, si bien son contados los esfueros para fomentar la formalización de las empresas, son necesarias aún varias modificaciones tanto al marco normativo laboral, a la fiscalización laboral y también a la fiscalización realizada por la SUNAT y las Instituciones de primera mano del microempresario. No solo se trata de reducir las dificultades que una empresa encuentra en los ajustes de la planilla de trabajadores, o de potenciar las metodologías de detección de informalidad como lo hace la Superintendencia Nacional de fiscalización Laboral (SUNAFIL); si no que el Estado debe garantizar un proceso de adaptación y facilidades para que las MYPES puedan conocer los beneficios de la formalización; concertando acciones que contribuyan al crecimiento y facilidad de acceso a diferentes mercados nacionales e internacionales con el objetivo de incrementar sus ventas, o generando ¿por qué no? una nueva legislación que otorgue acceso a financiamiento con una tasa de interés especial y adecuada para las MYPES que quieran dar el gran salto.

Es necesario entonces, desde la academia, brindar nuevos paradigmas y pensar fuera de la caja para ingresar a tantas empresas y personas que conviven con la informalidad; por que es un largo camino por recorrer, por que es un sector tan grande y por que siento que es un problema que se puede y se debe resolver; ya que si no lo hacemos nuestro país podría quedar relegado en términos de desarrollo económico con personas ajenas al derecho pero que pueden aportar tanto a la realidad si las Instituciones hicieran los adecuados esfuerzos para ayudarles. Por que como diría Eduardo J. Couture: “Si el derecho da las espaldas a la realidad, la realidad terminará por dar las espaldas al derecho.”



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